miércoles, 17 de noviembre de 2010

De nuevo, el realismo italiano




He aquí la prueba de que para conseguir el éxito con una película, no hacen falta grandes artificios, ni guiones enrevesados, ni tan siquiera la presencia de grandes estrellas. En Vacaciones de Ferragosto, película con la que el guionista Gianni di Gregorio ha dado el salto a la dirección, la escasez de recursos económicos se combate con la frescura de unos actores primerizos y la sencillez de un guión en el que la improvisación “parece” (remarco el parece) estar a la orden del día. Una historia sobre la vejez sin edulcorantes innecesarios ni sensiblería gratuita. Una película real. La vida misma enlatada en 75 fabulosos minutos de buen cine costumbrista. Ese que los Italianos han bordado siempre a las mil maravillas.

  Matteo Garrone director de Gomorra, cinta en la que Di Gregorio colaboró en la elaboración del guión adaptado, fue el único que creyó en esta historia, y se atrevió a producir una película que llevaba escrita desde el año 2000, pero por la que nadie se lanzaba a apostar. Obviamente hay que tener valor para arriesgar tu dinero en la película de un director primerizo que ronda los sesenta, y que está protagonizada por un grupo de viejecitas nonagenarias. Pero a veces la valentía obtiene recompensa, como lo demuestran el premio a la mejor ópera prima obtenido en el festival de Venecia, o la gran acogida por parte del público en taquilla.

  La historia está basada en hechos reales que le ocurrieron al propio director cuando vivía junto a su anciana madre. Un día el administrador de la comunidad de propietarios, le propuso a cambio de perdonarle algunas facturas, cuidar de su madre durante unos días de vacaciones. Inmediatamente se negó, pero empezó a pensar en que hubiera pasado en el caso de haber aceptado la oferta y el resultado fue este precioso guión, en el que la comedia no intenta esconder los caprichos, manías y extravagancias de las ancianas, ante las que Gianni solo puede defenderse con una pausada respiración y un buen vaso de vino fresco.

  Con apenas medio millón de euros destinados a la realización, Gianni se encarga de dirigir y protagonizar esta cinta, con una decena de actrices y actores no profesionales, entre los que se incluyen familiares y amigos de la infancia. Un gran acierto, sin duda, porque hasta el espectador llega esa sensación de naturalidad y espontaneidad que en momentos hace dudar de estar viendo un documental. Tampoco hubo que invertir mucho dinero en la escenografía, ya que el piso en el que se celebra la mayor parte de la grabación, es el del propio di Gregorio (exceptuando unas preciosas imágenes de una semi-vacía ciudad de Roma en Agosto, a lomos de una vespa, en claro homenaje a las protagonizadas por Nanni Moretti en su Caro Diario).

  Una delicia para los amantes del buen cine italiano, que como podemos comprobar goza de una excelente salud en los últimos años, con películas de una altísima calidad, como la propia Gomorra o Il Divo de Paolo Sorrentino. Cintas con distinta temática pero con un visible punto en común. La Necesidad de contar la realidad de la sociedad italiana sin ningún tipo de adorno.

Vacaciones de Ferragosto de Gianni Di Gregorio (Italia, 2008)



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